¿Ya has pensado en tu cuerpo físico-exterior como un espejo de tu alma-interior?
Lo cierto es que cada emoción sentida y cada pensamiento creado se refleja de inmediato en la expresión de nuestro rostro. Somos seres transparentes y el cuerpo no miente. Por ejemplo, cuando recuerdas un momento de alegría y te embarga esa sensación de bienestar… tus labios se curvan ligeramente hacia arriba, dejando una apariencia abierta y amena. Por el contrario, si estamos recordando un momento de dolor, miedo o peligro… esa preocupación se traslada a nuestro rostro, dejándolo fruncido, cerrado, con aire triste o tenso.
Estos cambios físicos-visuales se realizan de forma inconsciente, y muchas veces las personas desconocen cómo son sus expresiones faciales o corporales mientras hablan, caminan, o realizan alguna otra acción. ¿Cuántas veces te has observado en el espejo y has querido mejorar tu postura o tu expresión? Vamos a seguir profundizando.
Cuerpo almacenador de memorias
Es importante entender que nuestro cuerpo físico es un gran almacenador de memorias. Todas aquellas experiencias por las que el cuerpo pasó desde su inicio de vida, están marcadas y guardadas en algún lugar dentro de nuestra constitución física. Así como también cada palabra, pensamiento, y emoción.
Esto quiere decir, que emociones o pensamientos recurrentes o incluso permanentes, tienen el poder de alterar nuestra estructura. Vemos personas infelices con posturas cansadas, débiles e irritadas. Así como personas felices gozan de posturas relajadas, bellas y agradables. Es posible también distinguir si una persona es tímida o expansiva por su expresión corporal.
“El cuerpo es el inconsciente visible” indicaba el psicoanalista Wilhelm Reich.
Es nuestro cuerpo nuestra creación más concreta. Es nuestro cuerpo quién cuenta nuestra historia con su lenguaje silencioso y asertivo.
Una vez que entendemos que nuestro mundo sutil (emociones, pensamientos, nivel de energía) se ven concretados en esta pizarra de carne y huesos, construyendo así nuestro mundo físico (cuerpo), podemos dedicar mayor atención a aquello que estamos constantemente creando en nuestro interior y, por ende, cosechar mejores frutos de las posibilidades del exterior.
Mundo psicosomático
Las enfermedades psicosomáticas son aquellas que, de fuertes procesos emocionales, como depresión, ansiedad o estrés se desencadenan variados síntomas físicos, dentro de los cuales podemos observar dolores de cabeza, dolores crónicos de espalda, alergias, trastornos sexuales o digestivos, entre otros, siendo su tratamiento realizado a través de psicología, relajación, mindfulness, o en casos más graves con medicamentos o cirugía.
Si estudias detenidamente cada afección o síntoma que has tenido a lo largo de tu vida, descubrirás como se asocia, a esa emoción que te persigue hace tanto tiempo.
Conciencia es cura
Observar y sentir nuestro cuerpo día a día nos mantendrá informados sobre nuestro estado físico-emocional. En qué lugar de tu cuerpo guardas tensión? Hay algún dolor acompañándote?
He aquí la importancia de los trabajos de conciencia corporal; con estos iremos descubriendo y entendiendo nuestra estructura corpórea y sus patrones. Al mismo tiempo estamos frente a la oportunidad de derribar moldes viejos y carcasas que tal vez no nos representen más.
Terapia del Yoga
El yoga es terapéutico, ya que se centra en invitar a la persona a observarse a sí misma, a ser consciente de sí. A través de la práctica sostenida va desenvolviéndose intimidad de la persona con su cuerpo, concientizando también aspectos sutiles como su respiración e incluso sus pensamientos.
La práctica física que involucra diferentes movimientos y posturas, ayuda a soltar situaciones y sentimientos atrapados en el cuerpo tal vez por años, liberando así también dolores o contracciones. Ganar un cuerpo abierto, renovado y descansado, nos permite desprendernos de sensaciones de incómodo, tensión o angustia. Nuestro cuerpo comienza a conocer sensaciones de placer, agrado y relajo…Invocando salud, confianza y paz.
Esta práctica exige suma conciencia y atención al presente. Esto permite la ausencia de pensamientos durante la práctica. Lo que genera una limpieza de mente y un descanso de informaciones al cuerpo. Sensibilizando a informaciones sutiles como los latidos del corazón o el ciclo respiratorio.
Yoga busca un bienestar integral, su práctica involucra a nuestros cuerpos material – energético – álmico, trabajando en conjunto, en sincronía. Buscando la unión de todos ellos para vivir y entender el universo y la vida, de forma consciente, presente e íntegra.
Quien practica Yoga se encuentra, se observa, se explora y se regocija en sí mismo/a.
Creando mi cuerpo día a día
Ya que el cuerpo es nuestro instrumento de expresión y comunicación por excelencia, es necesario dar espacio al movimiento.
Practicar la expresión corporal otorga gran placer por descubrir el cuerpo, al mismo tiempo que se nos van revelando sensaciones, actitudes y emociones profundamente guardadas.
Maravilloso es el poder que tenemos al habitar un cuerpo moldeable que permite expresarnos a través de él. Este vehículo, este medio que nos lleva a absorber el mundo a través de cada sentido; al mismo tiempo que nos permite exteriorizar el amor, la alegría, la tristeza, la ira, y todas las emociones que llevamos dentro.
Es fascinante cómo podemos aprender del cuerpo cuando estamos atentos a lo que nos quiere informar; todas sus sutiles o bruscas formas de manifestarse, de hacerse más visible, más concreto.
Y entonces, sabiendo ya la importancia de tu mundo interno. ¿Qué estás sintiendo o pensando ahora, en este mismo momento? Recuerda que tu realidad puede cambiar a cada segundo, ¡eso es libertad!
Te deseo un feliz viaje por los rincones de tu cuerpo, de pies a cabeza.
Con cariño, ilu.
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